Allí, sentado en aquella loma, el tiempo parecía
divertirse saltando de un sitio a otro.
La noche era densa, se te metía dentro al respirar y luego
salía con más fuerza para
volver a formar parte de sí misma.
En el cielo la luna llena comenzaba su lento y tímido ascenso asomando por detrás del monte, como intentando imitar al sol, tapando las estrellas con su luz y jugando con las sombras en la obscuridad.
A medida que se mostraba, el valle que quedaba detrás de él se iba iluminando progresivamente, dejando ver detalles que antes se te escapaban, pero sabiendo que a la llegada del día alguien lo haría mejor que ella. Sí, aquello valía la pena. Al poco ya estaba en su apogeo dando vida a aquel simulacro de amanecer pero que conseguía casi superarlo en belleza.
Desearía que esto no acabase nunca, pero tenía que volver así que se levantó y echó a
caminar, sosegadamente, como disfrutando de cada paso, recreándose con el crujido
de las ramitas al pisarlas y caminando sobre su sombra. Se preguntaba porque todos
los días a esa hora dormía perdiéndose así ese maravilloso paseo.
Vio aparecer el campamento y continuó caminando hasta que enseguida se encontró ante su tienda. Entró en el saco, arrebujándose con movimientos casi inconscientes y cerró los ojos para despertarse una hora mas tarde. Mientras, soñaría con algo, aunque seguramente no lo recordaría por la mañana, quizá se daría cuenta de por qué no caminaba todas las noches hasta la madrugada.
He rescatado de viejos CD´s este "folio", porque no es mas que eso, que escribí allá por tiempos inmemoriales para mi, cuando estaba aún en COU, y al que tengo mucho cariño a pesar de sus evidentes carencias de estilo (no es que ahora lo tenga, jeje). Me trae muy buenos recuerdos, y creo que ya que estoy, debía plasmarlo aquí.
